Roedores
Identificación y daños
Los ratones de campo, las ratas y los topillos pueden disminuir el crecimiento vegetativo y vigor de los árboles al destruir parcialmente su sistema radicular. Las heridas causadas por éstos, tanto en las raíces como en la corteza de la base del tronco, son también una vía de entrada a diferentes patógenos. El daño causado por los roedores es especialmente importante en plantaciones jóvenes, donde en numerosas ocasiones, los plantones llegan a morir por la pérdida del sistema radicular. De manera puntual pueden alimentarse de los frutos.
A parte de este daño directo sobre el cultivo, los roedores también afectan a los sistemas de riego localizado al perforar las tuberías portagoteros.
Control
En la mayoría de casos, la realización de prácticas agrícolas, tanto en la parcela como en sus lindes, dirigidas a evitar la aparición de ambientes favorables para la cría de estos mamíferos son suficientes para su control.
En caso de infestaciones elevadas que causen pérdidas económicas evidentes se recomienda la utilización de cebos con raticidas. Éstos pueden ser cebos de una dosis (con una ingesta el animal morirá) o de múltiples dosis (generalmente anticoagulantes de acción lenta que necesitan de varias ingestas para ser efectivos). Los cebos de múltiples dosis son menos peligrosos para el resto de la fauna pero se necesitan más y con mayor persistencia para que su acción sea efectiva. La liberación previa de cebos sin el raticida suele incrementar la eficiencia del posterior tratamiento.
Los cebos deberán ser depositados en la entrada de las madrigueras, lugares de tránsito y alrededor de los troncos de los árboles. Una vez finalizado el tratamiento debe realizarse un seguimiento exhaustivo de las poblaciones en la parcela para prevenir reinfestaciones. En caso de que aparezca un repunte de las poblaciones de roedores se realizará un segundo tratamiento con cebos.
En plantaciones jóvenes donde los roedores sean un problema continuo, los plantones pueden protegerse con mallas de alambre grueso de una luz de 1 cm aproximadamente. Estas mallas deben enterrarse hasta una profundidad de al menos 15 cm rodeando al tronco. El perímetro de la malla ha de ser suficiente para permitir el crecimiento del plantón durante varios años.