crypto.jpg

2.- Equipos de pulverización

Los equipos que se emplean para realizar tratamientos fitosanitarios contra las plagas de los cítricos son de pulverización hidráulica, con y sin asistencia de aire. A continuación se indican los equipos que se emplean:

Mochilas

Se trata de equipos con depósitos de plástico de poca capacidad, que se cuelgan a la espalda a modo de mochila, de ahí su nombre (Figura 2).  En función de su fuente de energía existen dos tipos de mochilas: manuales y eléctricas.

Figura 2. Mochila de pulverización.

Figura 2. Mochila de pulverización.

En las manuales la presión se genera continuamente por el operador,  quien acciona una pequeña bomba con una palanca. Por norma, esta palanca debe poder ser fácilmente instalada a  la derecha o a la izquierda del operario. El depósito dispone de una cámara de aire que actúa como acumulador de presión. Esta cámara debe tener un volumen de al menos diez veces la cilindrada de la bomba, para conseguir una salida de líquido a presión aproximadamente constante sin necesidad de un bombeo rítmico continuo. Las bombas pueden ser de pistón (hasta 6 bar) o de membrana (hasta 4 bar).

En las mochilas eléctricas la presión se genera con una bomba eléctrica, generalmente de membrana, alimentada por una batería. En ambos tipos de mochila la distribución del producto se realiza con una lanza, al final de la misma se encuentra una boquilla o varias de ellas acopladas a una pequeña barra.

El mercado ofrece una gran oferta de mochilas, pero todas ellas deben cumplir con las normas ISO 19932-1:2006 e ISO 19932-2:2006, relativas a los ensayos de seguridad, resistencia mecánica y estanqueidad que deben superar. A la hora de adquirirlas, se debe tener en cuenta que han de tener suficiente capacidad de bombeo y han de disponer de sistemas que eviten que el operario entre en contacto accidentalmente con el líquido. Es muy importante que tengan suficiente resistencia mecánica para soportar su empleo prolongado, sobre todo para evitar la rotura del depósito o la falta de estanqueidad del equipo.

Se recomienda que el depósito no sobrepase los 15 litros de capacidad máxima y no debe presentar fugas aunque esté tumbado en el suelo. Debe tener una boca suficientemente ancha para facilitar su llenado con un cubo y disponer de un dispositivo en la parte baja para facilitar el vaciado cuando se finaliza una aplicación.

Equipos hidráulicos de mangueras y “pistolas”

Suponen un grado de intermedio mecanización, ya que, aunque generan la presión del caldo sin apenas intervención de los operarios, la distribución del mismo sobre la vegetación se realiza manualmente (Figura 3). Son equipos que disponen de depósitos de gran capacidad (500-2000 l),  arrastrados o suspendidos por el tractor.

Figura 3. Pulverizador hidráulico de pistolas.

Figura 3. Pulverizador hidráulico de pistolas.

 

Son equipos que también se denominan de chorro proyectado porque la energía necesaria para que el caldo llegue a su objetivo se consigue principalmente por la presión del líquido. El alcance de las gotas producidas por la boquilla depende principalmente de la presión, por lo que se suelen emplear presiones elevadas (20-30 bar) para alcanzar el interior y las partes altas de la copa de los árboles.

Las boquillas se colocan sobre un dispositivo manual (pistola), que se conecta a la bomba mediante una manguera flexible, lo que facilita el movimiento del operario entre los árboles. Se recomienda que las mangueras sean menores de 25 m para que sean manejables y reducir las pérdidas de presión entre la bomba y las boquillas. Asimismo, su diámetro debe ser suficiente para no incrementar las pérdidas de carga.

Las pistolas tienen un sistema de apertura y cierre regulable que permite modificar el ángulo de apertura del chorro proyectado.  Al variar el ángulo de apertura se modifica el diámetro del conducto de salida del  caldo y, por tanto, la presión, por lo que se modifica el alcance y tamaño de las gotas producidas. Se recomiendan ángulos de apertura de 25-35º.

Equipos hidráulicos asistidos por aire (turboatomizadores)

Son los equipos que permiten el mayor grado de mecanización de la aplicación, pues únicamente requieren al conductor del tractor. Además, permiten reducir el consumo de agua y las pérdidas de producto por escurrimiento. Por permitir el tratamiento en un corto espacio de tiempo, consiguen que éste se pueda realizar en el momento de máxima sensibilidad de la plaga.

En el mercado se pueden encontrar equipos suspendidos de hasta 1000 l, pero la mayoría de los que se emplean actualmente son arrastrados y con depósitos de mayor capacidad (1000-3000 l).

Se denominan equipos de pulverización hidráulica asistidos por aire (Figura 4) o de pulverización de chorro transportado porque las gotas producidas en la boquilla se incorporan a una corriente de aire que asegura su transporte hasta el cultivo, al mismo tiempo que remueve el follaje. Además de disponer de un circuito hidráulico similar al de los equipos anteriores, tienen un sistema de movimiento del aire formado por un ventilador de flujo axial y deflectores. El ventilador genera el caudal de aire y los deflectores lo conducen de la manera deseada, haciéndolo pasar alrededor de las boquillas y con la turbulencia necesaria para mover las hojas de la copa.

Figura 4. Pulverizador hidráulico asistido por aire

Figura 4. Pulverizador hidráulico asistido por aire

La mayoría de ventiladores  disponen de una caja de cambio que permite dos relaciones de multiplicación entre la toma de fuerza del tractor  y el eje del ventilador, por lo que pueden producir dos caudales de aire. En general, se recomienda el caudal más bajo para realizar los tratamientos dirigidos hacia el exterior de la copa o cuando se trabaja con árboles pequeños o muy poco densos. El caudal mayor se emplea cuando se requiere que el producto penetre en la vegetación o alcance los troncos, en árboles de tamaño medio o grande y con vegetación de normal a densa.

 Al eje del ventilador se le acopla un embrague que permite interrumpir el giro de la hélice sin tener que desconectar la toma de fuerza y lo protege de posibles enganchones.

La calidad del equipo generador del caudal de aire es determinante para conseguir un buen tratamiento. El equipo debe proporcionar el mismo caudal a ambos lados del sentido de marcha, con el fin de que los árboles se traten homogéneamente por ambas caras. Además, el aire debe salir a velocidades y direcciones adecuadas para mover las hojas, pero sin traspasar demasiado la copa del árbol. Para ello, los fabricantes incorporan distintos tipos de deflectores, tanto en la aspiración del ventilador (para conseguir que el caudal se distribuya a partes iguales por ambos lados), como a la salida del mismo (para producir una turbulencia dirigida hacia el árbol). Algunos equipos presentan deflectores verticales a la salida del ventilador para  reducir las pérdidas por deriva.

La presión del circuito hidráulico no debe ser alta, como en el caso de los equipos de pistolas, ya que únicamente tiene la misión de formar las gotas, no de transportarlas. Por ello,  se recomienda en torno a 7-15 bar. Las presiones mayores generan más consumo de combustible, desgaste de las bombas y circuitería hidráulica y dan lugar a gotas demasiado pequeñas que favorecen su evaporación y deriva.

La velocidad de avance durante tratamientos fitosanitarios en cítricos se recomienda que sea entre 1 y 3 km/h. Las velocidades más bajas se emplean cuando se requiere que el producto penetre en la vegetación, y las más altas cuando los tratamientos van dirigidos al exterior de la copa.

 Los volúmenes de caldo a pulverizar dependen de la plaga, el producto y la vegetación de la parcela. Con el fin de ayudar al agricultor a decidir qué volumen de caldo emplear en un tratamiento hemos desarrollado la herramienta “RECOMENDACIÓN DE VOLUMEN ” que se encuentra en el bloque final de CALCULADORAS.